Espinas y rosas de mayo

Espigas de miel, caricias del viento,

Susurro, a tu manjar de amor y sueño,

Canto suave y brisa, tu movimiento,

Te embarga y adormece, sin ser dueño

Te pertenecen en el pensamiento,

Luz de fantasía, frágil empeño,

Cáliz de amor, tu Ayuntamiento

Palmas y villancicos navideños.

Te lanzan hombres rudos, no, fuertes,

Cabeza fría, corazón caliente.

En el umbral de la nueva suerte

Con el coraje de tus valientes,

Espero tengas gloria, no muerte,

Demuestra quien manda, ¿tu, o la gente?

Ahora creo que lo tienes claro,
en nuestro pueblo, en catral,
mandamos la gente.

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Ya crecido el cachorro se convirtió

En fiera, antes tú, jugabas con él,

Ahora por fiero ya no juegas.

Qué bonita era su lana que creció

Convirtiéndose en su pelo, y aquel

Que corría con volteretas ciegas

Multiplicadas en el aire, calla,

¿Que será lo que  piensa?, ¿será bueno?.

Ya no eres tú, la sonrisa fingida,

La cara que se muestra en la batalla,

El agua que en sequia muestra el trueno

O el relámpago que muere enseguida.

Ya no eres del deseo el maduro

Fruto, murió el plazo de tu cosecha,

De tus ramas vuelan las hojas secas.

Preñado cielo, cargado y oscuro,

Campo tuyo que recorren las flechas

Cobrándose el valor de tu hipoteca.

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