EL RECUERDO DE MI ALCALDE
Quedó tu marca grabada en las cenizas, por el peso de tus cargos, no fuiste fugaz, fue tu paso aplastando cualquier chispa de progreso, con la guadaña que manejó tu pensamiento, fuiste arrasando la agricultura, que murió de sed con tu desidia, sin que tú escucharas el crujido seco al abrirse en la tierra sus grietas.
Te dejaste aconsejar por líderes de otras contiendas, por el ansia de mandar, ¿o ya no te acuerdas?, ¿no te acuerdas como era nuestro pueblo cuando tu empezaste a gobernar?
Era un pueblo tranquilo con agricultura quizá mortecina, a la que tú ayudaste a expirar, no te oímos nunca pedir agua ni te vimos afligido por que no la hubiera, a ti te daba igual.
Cuando estaba seca, sobre sus raíces moribundas dejaste pastar la codicia y la mentira, clavando a dentelladas tu urbanismo, no crecían tallos ni ramas, ni flores, crecían las casas ilegales.
No viste la pena con la que se malvendían los bancales minados por el empeño, su ruina, dejaste solos a estos hombres sin importarte nada sus penas.
Tampoco te acuerdas de la industria, de ese polígono industrial que hizo despertar a los otros pueblos, sorprendidos de cómo crecía, había trabajo, había empresas, había vida repleta de alegrías porque Catral era un pueblo que crecía.
Tu, viviste devorando sus frutos, escuchando el canto de tus angeles que te decían, Catral, cuanto progresa. Pero ¿tu ves ahora como están esas naves que tanto progreso generaban? Vuelve la cabeza y mira de frente tu obra, lo que has hecho.