ALCALDE
Náufragos a la deriva, buscando tierra, dentro de un mar de tempestades, vidas ambulantes, corriendo de aquí para allá, unidos por el yugo de la libertad.
Buscando algo que fuera pueblo, aliento de nuestras flaquezas, que viviera para el pueblo, que fuera nuestros pies y entre todos, su cabeza
Entre eliminadas propuestas, frente a la marcha acelerada de un tiempo intolerante continuamos buscando, surgió de entre la nada la abundancia y por fin la luz.
Todos fuimos aceptando y tolerando, deshojando sus defectos y virtudes, ya había consenso, todos a una dijimos si al candidato, Aurelio.
Apareció, como no, la discrepancia, el que había sido, un reducido grupo de no mas de 10 personas, empezó a crecer, los todopoderosos aspirantes que dormitaban en el lecho de la abundancia, al sentirse desposeídos de su reino, salieron corriendo en zapatillas, gritando, “Que ese trono es mío”. Con un Partido sin Presidente, con un sr. en funciones, no muy del agrado, se llega por fin a elegir, y se elige para Alcaldable, a Aurelio.
A pesar de nuestro esfuerzo, que hasta los enanos, se hicieron gigantes, fuimos trabajando sin hiel, pero hasta con el último aliento, no fuimos muchos, pero hicimos mucho. Jamás había soñado nadie que se alargaran tanto nuestras manos, y estuviéramos a punto de alcanzar el triunfo, cuatro años forrados de paciencia, aguantando el sarcasmo de algunos y la intolerancia de otros.
Llegaron por fin las próximas elecciones, en esta si acertamos, “GANAMOS”, con un plantel de jóvenes cuya entrega antes, era inimaginable, que habían trabajado con cuerpo de niño y hechos de titanes.
Hasta ahí, todo fue de todos, después, todo lo hicieron ellos, sr. Alcalde, se olvidó ud. de los inútiles, que le habíamos llevado hasta la gloria, y se rodeo ud de los útiles que ud sabrá lo cerca que se ve, desde ahí, el abismo.